Ante las eminentes olas de calor, que vive nuestro país,
propiciando un fenómeno no habitual y contractual al de los años anteriores, las
actividades antropogénicas con enfoque irracional, han permitido que nuestro medio
ambiente sufra un detrimento y seamos los espectadores y experimentadores de
los cambios, esto gracias al desinterés, hoy por hoy, no solo albergamos los
efectos, sino que lo debemos enfrentar con toda su agresividad.
El
impacto en nuestro país El Salvador, como en el planeta, nos debe despertar el interés
y asumir roles, como también la empatía ante la crisis climática, pero no somos
consecuentes con los esfuerzos y cambios que tenemos que aplicar como individuos y
sociedades para establecer una relación mucho más saludable con nuestro entorno.
El agente causal no es el cambio climático, el C.C es
el resultado de las malas acciones de los humanos y eso nos incluye a todos, es
el manifiesto de las malas decisiones que hemos tomado con el paso del tiempo,
la variabilidad climática, los efectos de gases invernaderos, acumulación de CO2,
el ozono en la atmosfera.
El cambio climático, no es un acto de fe, es un
sistema termodinámico, que a diario se inyecta energía a la atmosfera, por tal
motivo nunca será igual y tendrá manifestaciones con severidades.
Somos capaces de autodestruirnos, de llevar al
precipicio a nuestro planeta, la miopía, la negligencia, falta de raciocinio y
empeño en destruir los ecosistemas, principalmente comprometer y jugar con la alimentación,
el agua y el medio ambiente.
Cada día nos levantamos y nos preguntamos, porque la
tierra calienta más, porque inviernos secos o veranos con lluvia, lo ideal es preguntar,
¿Por qué destruimos nuestro hábitat? ¿Por qué envenenamos nuestra alimentación?,
muchas preguntas que quedan el vacío y otras sirven de afecto político, ya que
se han firmado muchos tratados, se han elaborado ordenanzas, sin embargo, sirve
para apalancar un bien común, no hay rigurosidad en las aplicaciones de leyes,
porque son ellos las que las violentan y funden los términos a su manera.
La manera de enfocar la Agricultura, sin ser promotores
del uso adecuado de los suelos, ya que somos los primeros en destruir nuestro
recurso, quemando los rastrojos, sin hacer ni una obra de conservación, aplicando
pesticidas de una manera desmedida, siendo cada día dependientes de la industria.
Somos buenos historiadores, anécdotas remotas, de hace
15 años, los ríos eran caudalosos, las vertientes eran fuente del vital líquido,
había una fauna abundante, y hoy ya nada de eso existe, hasta el momento somos
la especie invasores más grandes en la tierra, capaces de acabar con los
recursos existentes.
El país está experimentando un aumento en las
temperaturas, y lluvias escazas, esto causa un impacto en la agricultura, ya
que, si hay humedad acumulada, con las alzas de las temperaturas, se vuelve una
olla de presión, principalmente en suelos descubiertos, suelos con poca
cobertura, perdida de la microbiota, debido a la combustión que se genera.
La falta de conciencia, nos hace arremeter con los
recursos existentes, sin pesar en el futuro, comprometiendo a las generaciones
a un caos ya existencial y seguirá cobrando factura.
Nuestra educación ha sido transferida con un enfoque
destructivo, tirar basura en las calles, no depositar la basura donde
corresponde, cuando el daño es severo, por ejemplo una llena en las zonas bajas
o taponamiento de zonas de desagües, culpamos, sin cargo de conciencia, en las
escuelas se nos enseña que quemar la basura reduce focos de contaminación, en
nuestras casas se nos enseña que para cazar hay que envenenar, en el campo se
nos enseña que para producir hay que quemar, somos poseedores de una cultura retrograda.
Hoy, nos quejamos y culpamos la falta de atención al
medio ambiente, pero si para tener nuestra casa común construida, hay que
actuar, tomar acción de resiliencia y mitigación.
Es importante mencionar que estamos al borde del caos
planetario, la aceleración y destrucción de los ecosistemas, uso irracional de
los recursos, pobreza, desigualdad y dominio de poder, concentración de
recursos, baja disponibilidad de alimento para la humanidad, contaminación
excesiva, impacto social, económico y político.
Si comenzamos por generar conciencia, luego a actuar como
poseedores de un bien común, vamos a lograr reducir el impacto y dar respuesta
al sucumbimiento de nuestro planeta.
Las consecuencias que ya sufrimos derivadas del
aumento de la temperatura del planeta:
- Fenómenos meteorológicos extremos: en
los últimos años, ya se pueden ver algunos cambios como temperaturas más
calurosas, incendios, tormentas, así como la
profundización de aguas superficiales, que dejan en zozobra a muchas personas,
que hacen uso de dicho recurso, y otros fenómenos como huracanes muy intensos.
- Propagación de enfermedades: tan
solo con el incremento de temperatura de varios grados puede originar que
ciertas zonas sean más propensas a generar enfermedades. Algunas de estas
enfermedades son la malaria o el dengue. Además, esto puede producirse
tanto en países subdesarrollados como desarrollados.
- Modificaciones en los ecosistemas: al
tener más inundaciones, temperaturas extremas, seguías… los ecosistemas se
adaptarán al nuevo clima. Por tanto, los hábitats se transformarán, las
estaciones serán más largas y habrá más monzones.
- Extinción de especies: muchos
animales, tras sufrir cambios demasiado bruscos en su hábitat natural, no
son capaces de adaptarse al nuevo entorno. Por tanto, ya existen algunas
especies como los osos polares que no logran llegar a los hielos flotantes
y acaban muriendo.
- Derretimiento de los polos: esto
se produce cuando los océanos tienen temperaturas más elevadas. Por lo
tanto, esto hace que se derritan el hielo de la zona polar y, en
consecuencia, aumente el nivel del mar. Esto podría provocar la
desaparición de una gran cantidad de islas.
En definitiva, el aumento de temperatura del planeta es un hecho
realmente preocupante por sus graves consecuencias. Por tanto, es
imprescindible frenar el calentamiento global, actuando de manera conjunta y
directa. ¡El
futuro está en nuestras manos!
Así mismo, trabajar una agricultura generadora de
vida, transicional a una agricultura dependiente de insumos nocivos a la salud,
y altamente caros, a una agricultura que haga uso del ciclo natural, fomentando
el uso de la agricultura orgánica, saludable.
Y por último la generación de autonomía emocional, debemos responsabilizamos de
nuestros actos, sin acusaciones toxicas, eso nos da alertas emocionales y
racionales, debemos ser capaces de trasmitir verdaderas soluciones, ser
empáticos y corregir errores que son gravitantes.
Dios nos delegó sojuzgad la tierra, no pisotearla, está
en nuestras manos ser buenos administradores.
Ing.
Agrónomo Douglas Molina, especialista en medio ambiente y C.C, MSc en manejo de
suelos y aguas.
Análisis
climático mayo 2023
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